El
día 17 de este mes de Octubre hemos celebrado la Eucaristía de
acción de gracias por la beatificación de nuestras Hnas. Mártires Fidela,
Josefa y Facunda.
Unas
horas antes nos dimos cita en la Parroquia,
la comunidad y algunas simpatizantes para decorar con esmero y cariño el lugar
preferencial donde iba a estar el mural con las imágenes de nuestras Hermanas
Mártires.
Comenzamos
la Eucaristía acompañadas por un grupo numeroso de personas de la parroquia, profesoras, padres de
familia, amigos, nuestros familiares y las Hnas de la comunidad de
Arjonilla.
El
coro de la parroquia, formado en su mayoría por ex alumnas de nuestro colegio
entonaron cantos apropiados a la celebración. Al finalizar la misma, el canto a
las Hnas. Mártires
La
Palabra de Dios de este Domingo, parecía escogida para la ocasión.
El
profeta Is. 53 nos dice: “El Señor quiso
triturarlo con el Sufrimiento y entregar su vida como expiación”…
Nuestras
hermanas, fueron también marcadas por el sufrimiento hasta llegar al lugar de
su martirio. A la hermana Facunda la
arrancaron del lado del enfermo, a las hermanas Fidela y Josefa, las buscaron
en su refugio para matarlas pero ellas y como se hacía referencia en la 2º
lectura “Mantuvieron la confesión de la fe” entregando su vida a Cristo, ellas
fueron como Rut con Noemí no se separaron. “Donde vaya la madre iré yo, no la
abandonare”, fueron las palabras de la Hna Josefa cuando quisieron separarlas. No
era una improvisación, era una entrega diaria en lo cotidiano, una vivencia de
unión y comunidad llevada hasta el extremo.
“El que quiera ser grande sea vuestro
servidor, el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir
y dar la vida…” Ellas sirvieron y dieron
vida como decía el evangelio de la celebración.
Fueron
mujeres consagradas al servicio de la humanidad de su tiempo. Son retazos de la homilía de don
Jesús Millán, nuestro Párroco
Así
siguen viviendo muchas Hnas del Instituto
hoy por todas partes del mundo donde nos
encontramos en tierras de misión como nos
recuerda la Iglesia hoy día del DOMUD , un servicio entregado y callado de cada día a los
enfermos y más necesitado, una entrega de vida.
La
Iglesia cuenta con nosotras y nos siente parte
de ella.
En
el momento de las ofrendas llevamos al altar, tres palmas, símbolo de la entrega de la Hnas en el martirio,
digna corona del Esposo en su encuentro con ellas.
El
libro de su historia, para que con el
conocimiento de sus vidas seamos capaces de ahondar más en su ejemplo de fidelidad a Dios.
Crucifijo,
con el que queríamos expresar que con
Cristo y por El, todo es posible. La
cruz nos recuerda el gran amor de Cristo por nosotros, ese Cristo al que
nuestras Hnas, contemplaban y amaban en el enfermo.
Finalizando
la Eucaristía los acompañantes nos felicitaron y se alegraron por la tres nuevas Beatas.
Que
el Señor siga bendiciendo a toda nuestra familia religiosa y laical con los
dones de la santidad.
La comunidad de Porcuna
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