lunes, 25 de noviembre de 2013

DESPEDIDA A LA MADRE CASILDA

                    








      TEXTO DE DESPEDIDA

Con unas sencillas palabras quiero despedirme de ustedes con gran alegría y porque no decirlo con un poco de pena, por lo bueno que pude aprender, lo mucho que me dieron, amistad, compañía, cariño y acogida, eso vale más que todo.

Mi estancia en PORCUNA: fueron seis años y me llevo un grato recuerdo. Tengo la gran esperanza de que podré verles algún día, lo cual me causaría gran alegría.

Como todos saben las Religiosas somos mujeres de obediencia y aunque a veces nos cueste, porque somos humanas sabemos que hay que obedecer con agrado, resignación y contentas, sabiendo que estamos cumpliendo a lo que un día nos comprometimos ante El Señor por medio de unos Votos.

¿ Cuesta el traslado ?  Por mi parte les puedo decir que sí, unas veces más que otras, aunque luego pienso, cuando el Señor ha dispuesto este destino Él sabrá el por qué.

Pero tengo muy claro que los quiero de verdad a todos y a los niños del Colegio, para ellos no tengo ni palabras de la pena que me da  dejarlos, los quiero de verdad, son tan majos.

LES DESEO UNAS SANTAS Y FELICES FIESTAS.


Hna. Casilda Martínez rsjg


Testimonio de Fe de la Madre Casilda en la Parroquia con motivo de la clausura del Año de la Fe.

TESTIMONIO DE MI VIDA RELIGIOSA


A los 14 años siendo niña en el Colegio de mi Pueblo, sentí que mi vida era para estar con el Señor.

Era muy vivaracha me gustaba jugar como cualquier niña de esa edad, pero por otra parte mi inclinación siempre era que cuando tuviese la edad me podría ir al Aspirantado que tenían las Religiosas de San José en Barcelona y así fue, la añoranza de mis padres fue grande, pero con la ayuda del Señor y el ambiente que tenía allí lo fui superando.

A los 16 años empecé el noviciado, entonces vi, que mi vida para el Señor, tomaba otro rumbo más serio y comprometido en su seguimiento, allí se fue forjando mi vida espiritual y apostólica al servicio de los enfermos al estilo de la Madre Gay Tibau para aliviar el dolor, sembrar la paz  a los enfermos más necesitados y paso a paso pude llegar al compromiso de mi primera profesión.

Pasados los tres años hice mi Profesión Perpetua, ya cada vez el compromiso era más serio y comprometido con El Señor.  Ahí es cuando pensé más antes de dar el paso, le seré fiel y ante tanta lucha dije,  sí adelante.

Sentía el compromiso de realizar la Misión que como hija de María Gay el Señor me encomendaba. La verdad en esos momentos iluminada por la fe y acompañada de paz por mis Hermanas fui dando respuesta a lo que el Señor me pedía.

En mi camino no han faltado contradicciones, pero también ha habido alegrías; si una se abraza a la Cruz de Cristo todo se supera, no se desanima y sigue adelante.

Llegué a  hacer mis Bodas de Plata, de Oro y seguiré siéndole fiel hasta la hora de la muerte, pero todo esto sin contacto íntimo con Dios en la Oración y una fe profunda sería imposible llegar a la meta deseada.

Les diría a los jóvenes que si sienten la llamada del Señor la sigan, es una de las mejores herencias que podemos tener, estar siempre con Él sabiendo que no nos defrauda.




















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